Al verme con otro hombre, mi esposo pensó que lo estaba engañando, pero en realidad era mi papá. Me pidió el divorcio y, sin saber nada, firmé los papeles y me fui al extranjero. Tres años después, volví como periodista, solo para encontrarme con que él me atacaba e insultaba cada vez que podía. Sus constantes ofensas terminaron por hacerme rendirme por completo. Finalmente descubrió la verdad y se arrepintió profundamente de todo lo que me hizo. ¿Debería perdonarlo?