Cuando el amor alcanzó su punto más alto, la muerte se la arrebató sin piedad. Él, con una fortuna que podría comprar el mundo, eligió destruirlo todo, incluso a sí mismo, para estar con ella. Pero el destino, caprichoso y cruel, la devuelve a los años en los que lo odiaba con todo su ser. Ahora, él, con una sonrisa cargada de obsesión, declara —¿Un divorcio? Solo el día que deje de respirar.